Existe una manera de organizar el conocimiento a partir de jerarquías arborescentes que se evidencian por medio de adjetivos tales como: núcleo, origen, fondo, raíz, esencia, fundamento, etc. Los argumentos que se esgrimen a favor de este paradigma de articulación epistemológica son bien conocidos, enseñados y lamentablemente aprehendidos. 


Las ramas que se derivan de estos vértices privilegiados (por ser "originarios") del saber, configuran la aclamada metáfora del árbol del conocimiento. 


En éste, la vanguardia de las matemáticas; es decir, lo nuevo; se halla en los periféricos primordios del milenario, objetivo y universal árbol que si bien crece y se ramifica, irónicamente yace enhiesto en su enraizada inmovilidad. 


El absolutismo que late en esta manera de pensar el conocimiento ha sido criticada por filósofos como Deleuze y matemáticos como Lautman entre muchos otros. 


Al respecto quisiera comentar que si bien existe una tradición milenaria en matemáticas que quiere ver su manantial en Grecia, al tiempo que sitúa el néctar plus ultra de las mismas en las universidades, departamentos e institutos de matemáticas; habría que preguntarnos: ¿Qué pasó con la ciencia de los pueblos que fueron colonizados y que dejaron constancia de grandes construcciones alineadas astronómicamente? ¿Será la celebrada universalidad de la ciencia, inocente? 


En esta clase, como se ha dicho en otras ocasiones, consideraremos que ese saber dominante y a su vez dominado por la idea de pruebas deductivas a partir de axiomas, es entre muchos otros, sólo uno más. Estoy convencido de que toda cultura preocupada por establecer puentes de comunicación en relación al tiempo, el espacio, el movimiento, el azar y/o el comercio, es una cultura en la que se están haciendo matemáticas a pesar de no tener vínculos históricos con la Grecia de Arquímedes y Euclides; a pesar de no publicar sus resultados e incluso a pesar de no escribirlos.


Lo que denominaré a partir de hoy como: matemática occidental, será precisamente esa tradición que quiere conectar el logos lógico-geométrico griego con la vanguardia arborescente de las universidades, departamentos, institutos y demás templos del saber en los que priva el publish or perish. 


Al revisar la literatura en relación a la historia de las matemáticas encontramos a los egipcios, sumerios, indús y árabes como aquellos que dieron la proto-materia prima a los griegos para erigir el legítimo árbol de la matemática occidental. ¿Será que las culturas africanas al sur del desierto del Sahara nunca se preguntaron por el tiempo, el espacio, el movimiento, etc.? ¿Qué hay de los mayas, los mexicas y los incas? ¿Y China? Afortunadamente este vacío en relación a la etnomatemática está empezando a perder oquedad.


En fin, va aquí un esbozo de prueba del eso sí: bellísimo teorema llamado: teorema "fundamental" del cálculo.


Eratóstenes Flores. 17/05/2020.