Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 9.

Hemos olvidado apuntar que dicha captación de lo real por parte del viviente como fuente de su vida, produce una emoción o para decirlo con Zubiri, un tono en quien la descubre. Este tono es un nivel superior de vibración que se lleva a cabo en la unidad óntica de los vivientes y que nos acerca a lo que al principio de este texto hemos denominado: temblor. Pero antes de adentrarnos en este término, recuperemos la sonoridad, el calor y la luz de esos tres desarrollos de la sensibilidad que podemos encontrar como razones en Aristóteles. Primeramente tenemos el logos teoréticos, aquel que como momento cognitivo, conoce lo real, capta el contenido de las cosas a priori, de suyo. Luego tenemos el logos prácticos, aquel determinado por la voluntad que quiere, que tiende a lo que ama y que de hecho produce el objeto no material de ese querer. Y finalmente tenemos el logos poiéticos, aquel que pone en existencia material algo que no se daba en la existencia misma previamente. Estos tres logos, estas tres razones, estas tres formas de hacer son propias del ámbito del conocimiento, de la libertad y de la belleza respectivamente.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 10.

La primera hace referencia a lo que todos en algún momento hemos escuchado sobre los caprichos del río Nilo al desbordarse e invadir irregularmente los terrenos de siembra. Sin embargo, dejando de lado la problemática de justificar qué tan cierto sea esto, quisiera señalar que a pesar de que se suele recurrir a una escena cotidiana como esta para motivar la necesidad de entender la relación entre el todo y la parte, es decir, la necesidad de las fracciones y en general de la teoría de proporciones, en las aulas se ha olvidado que lo que se llevaba a cabo en esa cotidianidad era la vida misa, la vida inmediata, y en ese sentido la teoría de proporciones se descubre como fuente de un aspecto importantísimo de la vida en Egipto y por lo tanto, podemos decir que la matemática egipcia, es bella.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Conclusiones.

En el momento álgido de la pandemia que tiene al mundo de cabeza, nace un año en México que viene con vacuna. Y si bien es cierto que este hecho arroja un poco de luz desde las jeringas, es difícil negar que la población ante los hospitales desbordados y la incertidumbre que eso provoca, busca en los viejos mitos un niño de plástico que prometa comida en el futuro; un poco de alivio en la nostalgia de un paraíso cuyo mar revuelca sobre la arena los cubrebocas de la sana distancia; un remedo de oro, incienso y mirra debajo de un joven pino que agoniza, para creer que se puede seguir creyendo. Nunca antes se había manifestado la finitud de la humanidad de un modo tan funesto.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 7.

Al pensar la belleza en general como una relación dialéctica entre los vivientes y lo real que expresada específicamente, es captación de lo real por parte del viviente como fuente de su vida, hemos llevado a cabo la liberación de la misma en tanto que perteneciente únicamente a los humanos[1], y en el ámbito propio de estos últimos, evidenciamos y promovemos su descolonización.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 8.

Parecería entonces que mientras esté de por medio la captación de lo real como fuente de la vida, este proceso del descubrimiento de la belleza sería beneficioso para todos; pero dado que el mundo es polivalente, la fracción de este que corresponde a la formación de la subjetividad está sujeta al mundo político, económico, cultural, etc.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 6.

Es frecuente la división entre aquellos que consideran que la belleza es , y aquellos otros que consideran que más bien . Los primeros, llamados objetivistas, suelen hacer mención de la proporción áurea o la armonía, mientras que los segundos tienen como lema el trillado: “en gustos se rompen géneros”. ¿Es posible superar esa dicotomía de una vez por todas? Creemos que sí.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 5.

Si bien el sistema nervioso en su partición múltiple del gusto, el tacto, el olfato, el oído y la vista como principales aberturas de la sensibilidad animal posibilita ya un grado de conciencia, es en los humanos donde se ha desarrollado algo que supera por mucho la experiencia inmediata o los momentos de más elevada sensibilidad entre los demás vivientes. Me explico.

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Tlahtoli Tlalolin: hacia una estética de la razón. Parte 4.

Es claro que las plantas y los protozoarios como las amibas no tienen corazón. Es decir, no todos los vivientes palpitan, sin embargo los humanos sí, y al igual que muchos otros vivientes, posee sistema nervioso y por lo tanto una sensibilidad muy particular con la que entra en contacto con su entorno.

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