Dicen que no me alcanza.
Que no me alcanza el español para que puedan comprarme una crítica al colonialismo.
Que no me alcanza el apellido para legitimar mi indignación.
Que no me alcanza el nombre para superar el ámbito de la opinión y en general de la subjetividad.
Que no me alcanza la formación profesional para que se me pueda tomar en serio.
Dicen que no me alcanza.
Que no me alcanza el rock & roll para poder hablar de libertad de expresión.
Que no me alcanza la propia obra para poder discurrir con objetividad en relación a la sensibilidad.
Que no me alcanzan mis mascotas para saber lo que significa ser padre.
Que no me alcanza el género para saber del amor, del dolor y el abuso; para dejar de ser el Hombre de todos los siglos, macho-violador, gónada que aglutina una axiomática continuidad histórico-social.
Dicen que no me alcanza.
Que no me alcanza la alcadía para entender a Platón, San Agustín y Descartes; mucho menos a Kant, Heidegger o Byung.
Que no me alcanza el color de piel para dudar de la inocencia y universalidad de la verdad.
Que no me alcanza la edad para lograr trascender en el ámbito de la ciencia, de la música, de la filosofía o la poesía.
Que no me alcanza la nacionalidad para que me atiendan primero en un restaurante de talla internacional.
Que no me alcanza el respeto, la generosidad y la empatía para evitar que me dejen en visto.
Que no me alcanza.
Que no me alcanza.
Que no me alcanza.
¡Caray, tantas cosas para las que no me alcanza!
Y me pregunto si alguien así, hundido en esa imposibilidad de alcanzar, reflexiona para sí con seriedad:
pero entonces, ¿cómo es que lo que soy sí me alcanza para darme cuenta de que no me alcanza?
¡Vaya pregunta para la que la cabeza no me alcanza!
¡Scratch!, ¡No, no , no, wrong way!
La pregunta debe ser:
¿Más o menos en cuánto me saldría no ser lo que soy?
Y digo:
¡Qué horror!
¡A costa de qué! ...
¿Es sólo sintomático de algo con mayor alcance, aquello que comienza con un: vamos a ver para cuántos likes y shares me alcanza este estado de Fakebook?
Ya verán, en mi muro, por supuesto, cómo es que para nada me alcanza.
Eratóstenes Flores Torres. 28/08/2020.