La ciudad,
de edificios herida,
flota trémula sobre sus mantos acuíferos;
cavernas ahora vacías
y de reciente re-uso hemostático para el "amor".
En ella,
el drama de la vida
se da en tres líneas:
- Por favor, ¡no me mates!
- Descuida... No lo haré.
Eratóstenes Flores. 16/03/2018.