2.- La posible compaginación de la vida y la teoría de un cosmos cíclico.
Según la teoría del Big Freeze, la pérdida de calor en los procesos energéticos siempre va en aumento, de modo que si la gravedad no es lo suficientemente fuerte como para detener el proceso expansivo del cosmos, llegará el momento en que la totalidad del universo muera térmicamente quedando solamente una enorme y completa homogeneidad fría, hundida en el silencio y las tinieblas. No obstante, el fenómeno de la vida y su elevada complejidad evidenciada en la heterogeneidad de su funcionalidad, parece inexplicable ante esta teoría y más específicamente ante la segunda ley de la termodinámica. Sin embargo, existe la posibilidad de que la cantidad de materia en el universo sea tal que la gravedad asociada a ella detenga en algún momento la expansión del universo y entonces, se inicie un proceso de implosión que eventualmente acabaría en una singularidad a la que se le ha dado el nombre de Big Crunch. De ser cierto esto último, el universo sería una enorme vibración, un pulso energético cíclico cuya amplitud periódica se llevaría muy bien con los procesos aparentemente antientrópicos de la vida. La formación de moléculas tales como los lípidos, hidratos de carbono, proteínas y por lo tanto la formación de membranas tan necesarias para estructuras aún más complejas como las células y posteriormente el sistema nervioso central como cúspide de la complejidad en los vivientes, parece llevarse mejor con esta idea de un cosmos cuya totalidad vibrante, oscila periódicamente y en algunos casos, palpita.
Eratóstenes Flores Torres.