6.- El carácter liberador de la belleza.

 

Al pensar la belleza en general como una relación dialéctica entre los vivientes y lo real que expresada específicamente, es captación de lo real por parte del viviente como fuente de su vida, hemos llevado a cabo la liberación de la misma  en tanto que perteneciente únicamente a los humanos[1], y en el ámbito propio de estos últimos, evidenciamos y promovemos su descolonización. De modo que la geografía de la razón[2] a la que se refiere Walter Mignolo, habría de modificar sus fronteras situándolas entre los límites de lo viviente y lo no viviente, entre los límites del sistema nervioso central humano y el sistema nervioso central de los demás animales así como en las particularidades que distinguen los grados de desarrollo neocortical humano. Las fronteras deberían situarse entre los aventajados por natura y los que no lo son para apreciar en mayor o en menor grado la belleza independientemente de la especie, nacionalidad, raza, clase social o solvencia económica.



[1] Mandoki, Katya. (2013). El indispensable exceso de la estética. Siglo XXI Editores.

[2] Mignolo, Walter D. (2019). Reconstitución epistémica/estética: la aesthesis decolonial una década después. Calle 14: revista de investigación en el campo del arte 14(25). P.p. 14-32.DOI: https://doi.org/10.14483/21450706.14132