7.- Precauciones ante el concepto de belleza.

 

Parecería entonces  que mientras esté de por medio la captación de lo real como fuente de la vida, este proceso del descubrimiento de la belleza sería beneficioso para todos; pero dado que el mundo es polivalente, la fracción de este que corresponde a la formación de la subjetividad está sujeta al mundo político, económico, cultural, etc. En este sentido, la vida debe entenderse desde todas esas perspectivas en cada momento de la historia con su especificidad propia. Por tal motivo, al sustentar la belleza como un reconocimiento de lo real como fuente de la vida, cabría preguntarnos qué es lo que se entiende por vida en cada ámbito cultural, puesto que si la belleza es la captación de lo real como lo que me permite vivir, habría que tener claro qué entiende por vivir cada individuo o momento cultural, cuidando que no se desvirtúe el proceso de liberación en un descubrimiento de lo real como aquello que me permite vivir como vivo, sobre todo si esa forma de vivir es parte de la matriz del poder[1]. Hay que tener cuidado de que nuestro ímpetu por la libertad no sea malamente subsumido por La retórica de la modernidad[2]. Si lo que reconocemos en lo real como fuente de nuestra vida es parte de la explotación, de la pobreza, del clasismo, del racismo, de la misoginia, del desastre ambiental y la crisis de salud que tiene al mundo de cabeza, entonces podemos estar seguros de que ahí no está de por medio la belleza sino los privilegios del dominio, del abuso, en suma: la fealdad. Es necesario captar el sentido original que la palabra: fuente, tiene en la definición de belleza que hemos adoptado.



[1] Ibidem.

[2] Ibidem.